domingo, 9 de diciembre de 2007

Florencia turística I

Puede que sea una de las postales más famosas de Florencia, en un atardecer de primavera, iluminado y reflejado sobre las aguas tranquilas del Arno...il Ponte Vecchio. Se trata del puente más antiguo de la ciudad (1345), y el único que ha sobrevivido a los ataques de la II Guerra Mundial (cuentan que los alemanes lo dejaron intacto siguiendo órdenes del propio Hitler).

Es uno de los puntos más turísticos del centro histórico (esos de visita obligada), y está abarrotado en su interior de pequeños comercios de joyería. Acoge cada día a cientos y cientos de turistas, pero yo lo prefiero de noche, duplicado como en un espejo sobre el río. Si consigues que su ambiente te envuelva, puedes llegar a sentirte en otro tiempo.

[Foto1: Vista del Ponte Vecchio desde la Galeria degli Uffizi]

En época de los romanos, el puente aún de madera, formaba parte de la Via Cassia, via fundamental de comunicación con el norte de Italia. Pero en una de las varias innudaciones del río, el agua lo arrastró a su paso. Fue entonces cuando se decidió construir el primer puente de piedra. Lo ocuparon entonces los pescadores y carniceros, después albergó a los curtidores, quienes empapaban sus pieles con orina de caballo antes de curtirlas(*).

Y cuentan que, a Ferdinando I (uno de los Medici) le molestaba sobremanera el olor que las tiendecitas del puente desprendían (a quien no!), así que deshaució a los comerciantes de lo que él consideraba “arte vil” y los sustituyó por orfebres y joyeros (a quienes hacía pagar un alquiler doble por vender allí). Los descendientes de aquellos siguen hoy vendiendo sus joyas en puestos con portones de madera de más de cuatrocientos años. En el centro del puente se puede ver un busto de Benvenuto Cellini, uno de los orfebres más famosos de la ciudad.


[Foto2: Detalle del interior del Ponte Vecchio]

(*)Los curtidores tomaban las pieles de animales y las remojaban en agua. Entonces las aporreaban y restregaban para eliminar los restos de carne y grasa. Luego remojaban las pieles en orina para ablandar el pelo o las dejaban pudrir durante varios meses, después de lo cual las bañaban en una solución salina. Después de que el pelo se hubiese ablandado, los curtidores lo raspaban con un cuchillo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno Elena, una pasada el puente y menos mal que si es verdad......ya se puede decir que Hitler hizo algo más que maldades....ha dejado algo de historia viva....ya que casi no dejó personas....realmente impresionante....espero que todo te vaya muy bien y que me envíes alguna foto interesante.....para hacer enlace EUROPA-ASTURIAS y añadirlo a mi museo etnográfico de la cuadra...jejeje...cuidate mucho. Besos.

Jelen dijo...

Ciao Ana!!
Sería un honor aparecer en tu museo...pero la foto te la daré en mano, porque algún día tengo que volver a Asturias y conocer a tu niña!!

Muchos sitos! Cuidáos los 3 (y el perro)